jrmora |
Voy a contar la historia de mi despido, no fue muy ético pero allá
cada uno con lo que hace, yo tengo siempre la conciencia bien tranquila.
Todo empezó cuando me quedé embarazada de Ninu y lo comenté en la
empresa, allá por diciembre del 2011. Fue entonces cuando el jefe me hizo un
discurso algo extraño de cómo iba a afectar el embarazo en mi trabajo y que
dejase todo bien atado para cuando no estuviese, no sin antes comentar que
muchas mujeres están en su puesto de trabajo hasta el día antes de parir.
El comportamiento de mi jefe y mi superior empezó a cambiar, era algo
que no se percibía desde fuera, pero yo notaba que su trato hacia mí era
distinto. A todo esto yo ni caso porque estaba entusiasmada con mi embarazo y
mi próxima maternidad. En la semana 28 mi médico me dio la baja (ciática,
hemorroides, muchísimo trabajo y estrés…) y yo iba pasando por la empresa cada
semana a llevar mis partes hasta justo el día antes de parir. Es justo en ese
momento cuando yo ya no contaba para la empresa, ni se preocuparon en saber de
mí después de tener al niño ni en todo el tiempo de baja por maternidad.
Cuando me reincorporé al trabajo, a mediados de diciembre del 2012,
hacía mis ocho horas como el resto de trabajadores pero no voy a negar que me
costó muchísimo separarme del peque, y que en el trabajo tenía la cabeza en
otro sitio, pero eso no repercutía ni en mi trabajo ni en la calidad de todo lo
que hacía.
Los días iban pasando y todo empezó a hacerse más evidente, no me
daban proyectos, no se dirigían a mi cuando entraban en la oficina técnica, no
me tenían en cuenta para tomar decisiones en las que antes siempre había
participado, no me llamaban para acudir a las reuniones de oficina técnica, no
hacía ningún curso… Y todo esto no podía ser por la crisis porque en la oficina
técnica éramos dos y mi compañero estaba hasta arriba de trabajo y sí formaba
parte del equipo. Me estaban apartando y dejando sin trabajo, yo diría que eso
tiene un nombre… Hasta organicé catálogos y archivadores por no quedarme de
brazos cruzados, que ocho horas dan para darle muchas vueltas a la cabeza.
Pasaron entre 5 y 6 meses y tomé la decisión de pedir la reducción de jornada que al final no salió como yo quería pero pasaba de enfrentamientos y
malas caras, así que acepté lo que me dijeron. Justo el día que tenía que
empezar mi reducción, el 1 de junio, mi jefe me llamó para que fuese a su
despacho y allí mismo me invitó a irme. Me dijo que yo no estaba bien allí, que
había cambiado y que él me hacía una propuesta (ante mi negación a todo lo que
decía), que me lo pensara durante esa semana y a la siguiente hablaríamos. Yo acepté
lo que me propuso y nos dispusimos a estudiar todas las opciones posibles ya que
mi jefe es un gran pirata, de esos que llevan parche en el ojo y garfio, así
que en la siguiente reunión presenté yo mi propuesta. Las cosas van como van
pero yo estaba muy tranquila hasta que vi que ese mismo día ya tenían
entrevistas para mi puesto, sin saber si yo aceptaba lo que me habían dicho y
me iba a ir o a quedar... Pasó toda la semana y yo no tenía ninguna respuesta
pero sí que seguían haciendo entrevistas, hasta que llegó el viernes día 14 de
junio y a una hora de finalizar mi jornada me llaman y empieza todo el papeleo,
aceptan lo que yo propongo pero debemos ir al banco a sacar todo el dinero para
darles una parte en negro. Intento decir adiós a todo el mundo sin entrar en
detalles solo diciendo que ya no iba a volver, mi jefe estaba esperándome en la
puerta que cerraban los bancos. Pues al parecer a mi superior le sentó fatal
que me fuese así tan como si nada porque parecía que todos los años que
habíamos trabajado juntos no significaban nada. Encima! Se lo montan todo a
escondidas entre los dos para echarme y coger a otra persona, y tengo que ir a
darle las gracias? Mira guapete yo soy mucho más que todos vosotros juntos,
nunca he despreciado a nadie, ni le he obligado a hacer más horas que un reloj
mientras yo estaba de juerga por ahí, ni le he hecho ir a trabajar en sus
vacaciones, ni le he infravalorado hasta dejarle a la altura del betún, ni le
he insultado delante de toda la oficina, ni he cuestionado su palabra, ni le he
hecho sentir como un mueble más del decorado, ni muchas otras cosas más que he
tenido que aguantar desde que se me ocurrió la estúpida idea de ser madre.
Y esa es la historia de mi despido, de la gente en general nunca más
se supo, solo sigo hablando con un par de personas de allí y no necesito a
nadie más, no por favor. Desde que salí de allí soy otra, diría que mucho más
sabia porque me enseñaron muchas cosas que no saben, he crecido como persona y
soy mejor gracias a ellos. Así que desde aquí les agradezco todo lo que me
hicieron y lo que no, yo debía aprender la lección y creo que lo hice, muchas
gracias ;)
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