miércoles, 20 de marzo de 2013

El parto de Ninu

Yo era de las que pensaba que a la hora del parto si la cosa dolía lo primero que haría sería pedir la epidural. Hasta que me quedé embarazada! Como nos cambia la perspectiva en ese momento.
Leía los blogs de todas esas mamis, en especial el de Nereida, y cada día tenía más claro que lo del parto tenía que ser cosa mía. Que yo tenía que ser la protagonista de ese momento y que debía disfrutarlo al máximo.
Mi parecer en lo que respecta a la epidural cambió, decidí que no quería epidural a no ser que fuera imposible aguantar el dolor. Quería sentir todo lo que se puede sentir en un parto y que todo fuera como era debido (siempre y cuando ni yo ni mi Ninu corriésemos ningún peligro).
Estando de 37+3 tuve mis primeros monitores y después visita con la ginecóloga. A los monitores llegué a las ocho de la mañana habiendo desayunado tres horas antes en casa porque no podía dormir, pero con desayuno para tomar allí. Nada más ponerme las cintas (muy mal, por cierto, yo tenía el ombligo plano y a causa de lo apretadas y mal colocadas que las tenía se me salió de lado… grrr que yuyu!) me comí las cinco galletas y el zumo que llevaba.
Pasaron diez minutos y allí no había ningún signo de actividad, ni una contracción por pequeña que fuera, ni un movimiento del peque. Así que mi aúnnomarido bajó a comprarme algo para ver si se animaba la cosa. Me tomé otro zumo y un donut y un croissant de chocolate, pues después de todo eso y de más de una hora monitorizada, mi pequeño no quería dar señales de su presencia y mi barrigota calmadísima.
Salí de allí para ir con mi ginecóloga y ella me dijo que no pasaba nada, y haciéndome el tacto me dijo que todo iba bien que tenía el cuello blandito y que nos veríamos a la semana siguiente.

Al día siguiente, viernes, me fui a dormir sobre las 12 y al cabo de un par de horas noté algo extraño. Tres pinchazos muy raros en media hora que no me dejaban dormir y me fui a tomar un café con leche. Estando en la cocina ya sabía lo que era, contracciones. Cogí una libretita y un boli y fui apuntando las contracciones, cada diez-doce minutos, así que me fui al balcón con mi pelota a hacer ejercicios. No podía estar tumbada con las contracciones, las pasaba mejor sentada o de pie.
Sobre las tres y pico vino a hacerme compañía mi aúnnomarido y allí estuvimos hasta las siete, que avisamos a nuestros padres de lo que estaba pasando pero que aún no íbamos a ir al hospital. Nos duchamos, acabamos de apañar las cosas del hospital y a las ocho se pararon las contracciones. Nos fuimos a desayunar y a dar un paseo y a las diez nos volvimos a casa a descansar un rato. Me tumbé en el sofá hasta que a las doce me despertó una contracción de aupa, y ya empezaron de nuevo.
Como aquello parecía que se animaba le dije a mi suegra que hiciera la comida que bajábamos a comer, yo no me quería ir a parir sin haber comido. A las dos mis contracciones empezaron a ser cada cinco minutos y de una intensidad considerable, pero yo allí en la mesa aguantando como una campeona para poder comerme mi fideuá!
A las cuatro, cuando acabamos de comer, fui al baño y salió algo más que pis, así que había llegado la hora de ir al hospital. Ya llevaba dos horas de contracciones constantes cada cinco minutos y parecía que había roto aguas. Además el hospital estaba a 20 minutos y no era plan de parir en el coche.
Cuando llegué al hospital me monitorizaron, eran las cinco y media, y dijeron que estaba de 5cm. Me pusieron antibiótico por mi positivo del estreptococo y al paritorio. En la sala de partos mi comadrona le quitó importancia a los 5cm que me habían visto arriba por lo bien que estaba yo, y cuando me hizo el tacto le cambió la cara, estás de 9cm! Fui al baño a las seis por mi propio pie, y después me acabaron de romper la bolsa porque solo estaba fisurada.
Las contracciones ya eran muy seguidas y yo estaba emocionadísima en mi pelota! Por fin llegó mi ginecóloga que me estuvo mirando por ahí y junto a la comadrona dijeron que tenía la musculatura perineal muy fuerte y que eso dificultaría al parto y me podía provocar un desgarro considerable. Yo no quería epidural ni episiotomía, pero en ese momento se supone que ellos saben lo que hacen. Dijeron que me tendrían que poner la epidural, pero muy poca cantidad, para no notar la pequeña episiotomía que me iban a hacer.
Prrrrr! Yo creo que hicieron bajar al anestesista para cobrar, tengo mutua, con los pujos me consiguió pinchar (yo empujaba pero para dentro) y me dijo que me había puesto muy poquito. Acto seguido de tumbé y a empujar! Después de la primera contracción me dijo la ginecóloga que en la siguiente me haría el cortecito… Su madre!!! Las contracciones, la cabeza de mi pequeñín saliendo, las hemorroides en pleno auge… todo aquello no dolía, me dolió el tajo que me hizo. En la siguiente contracción saqué a mi hijo y me lo puse encima. La no epidural que no me habian puesto no me hizo nada, menos mal, así pude sentir todas y cada una de las contracciones, los movimientos del bebé y de mi cuerpo (también me acordé de la mamá de la ginecóloga cuando me dió el punto de la episiotomía, por suerte sólo tubo que hacerme uno).

Qué momento más mágico! Indescriptible, único, maravilloso, precioso, tanto amor, tanta felicidad y tantas sensaciones juntas en esos momentos. Todo fue muy rápido, a las siete nació Ninu, nada más ponérmelo encima se puso a llorar y a él nos unimos papi y mami.
A todas las futuras mamis les digo que, si pueden, hagan el trabajo de parto en casa. Todo es más llevadero en tu ambiente y las horas pasan volando, ya que cuando te quieres dar cuenta ya tienes contigo a tu bebé. Ah! Y que todas podemos, estamos preparadas para hacerlo perfectamente.
 

Ay! Se me olvidaba deciros que Ninu pesó 2,860kg y 47cm

No hay comentarios:

Publicar un comentario